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Broad Peak CAFAM 2007
Informe FINAL.

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Hernán Wilke y Fernado González Rubio en la cumbre del Broad Peak
   
             
   

En el Campo base, bañado, afeitado, con la panza llena, escribo estas líneas. Antesdeayer, 20 de julio, tuve la alegría de estar por unos escasos minutos en la cima principal del Broad Peak, a 8.047 msnm.

   
       
   
   

El 19, segundo cumpleaños de mi primogénita, llegamos al C3, a más de 7.000msnm, luego de haber dormido en el C2. Allí descansamos, hidratamos y comimos lo que nuestros cuerpos nos admitieron a esta altura, y a las doce de la noche partimos rumbo a la cima Fernando González Rubio, Carlos Soria Fontán, Sito Carcavilla y yo, entre un grupo de unos 30 escaladores de distintas nacionalidades.

La nieve nos obligó al duro trabajo de abrir huella desde la salida desde nuestro campamento. Esto se puede comparar a la labor realizada por un equipo de ciclistas: el primero es el que realiza el trabajo más duro, enterrándose a cada paso en la pendiente hasta la rodilla. El segundo, al utilizar sus huellas, necesita un esfuerzo menor para ganar la misma altura. Así, el décimo logra avanzar con muchísimo menos esfuerzo que el primero, al encontrar una especie de escalera tallada a fuerza de sangre. Las horas fueron pasando lentamente, mientras ganábamos altura en la fría noche. Me sorprendió mucho ver escaladores utilizando oxígeno embotellado, a estas alturas “bajas”. Cuando su utilización ha sido declarada como doping por los escaladores americanos, y teniendo en cuenta que el Broad Peak fue ascendido por primera vez hace 50 años sin su uso, no creí que me encontrará algún montañista “enchufado”. Como dice Messner, el montañismo es el juego de los escaladores, y cada uno pone sus propias reglas…

   
             
 

 Había dos grupos austriacos de los que esperábamos colaboración en el trabajo de abrir huella. Uno de ellos, con muchos porteadores y botellas de oxígeno, vinieron con la dura y triste misión de rescatar el cuerpo de un escalador alemán, Markus, quien, presa del cansancio extremo, quedó hace un año en brazos del gélido viento y las nubes entre las dos cumbres del Broad Peak.

   

Descenso de la cumbre

     
             
   

Volviendo a la noche de nuestro ascenso, salimos, como decía a medianoche del 19, muy ilusionados y bien aclimatados luego de nuestro primer intento, una semana antes. Nos turnamos en la punta candente (por lo duro del pegue, no por lo caliente…). A mi me tocó el turno justo después del sitio donde decidí regresar en el anterior intento. Como no conocía bien el terreno, no me sentí muy seguro de ir por el camino correcto hasta que vi una cuerda, dejada por los que hicieron cumbre en la anterior ventana de buen clima. Allí paré a ponerme las gafas antitormenta, ya que el viento levantaba nieve que no me dejaba casi abrir los ojos. Mientras hacía esto, sentí el piso cediendo bajo mis pies. ¡Estaba cayendo en una grieta! Un porteador pakistaní me tomó de la mano, pero sentía como nuestros guantes resbalaban. El escalador que venía detrás de él, cogiendo fuertemente mi piolet, me sacó de un tirón. El hueco no tenía fin visible…Pasado el susto, seguimos escalando.

Al acercarnos al collado, a 7.800msnm, e ir naciendo el día, la fila de escaladores que formábamos iba subiendo cada vez más lento. De los austríacos solo sabíamos que iban de últimos, sin colaborar en el duro trabajo. Los primeros, muy cansados, apenas avanzábamos. Entonces Fernando, a los gritos desde el medio, comenzó a organizar a todos: a los primeros, para que dejaran pasar a los que los seguían, a los de un poco más atrás, para que juntaran las energías que quedaban y ayudaran, de tal manera que, en breves minutos, comenzamos a avanzar de nuevo. Esta intervención de mi fuerte compañero resultó definitiva para que lográsemos alcanzar el collado a tiempo de tener chances de seguir hacia la cumbre.

   
             
 
Así, a las 9 de la mañana alcanzamos este punto clave, desde donde divisamos la cumbre secundaria, y, más allá, la principal. Nos separaban tres horas de esta. Descansamos unos minutos y salimos, con Fernando en la punta, por la vertiginosa arista, con Pakistán a un lado, y China al otro. Las pocas cuerdas fijas existentes dejaban bastante que desear en cuanto a su calidad y estado, asique escalamos con cuidado máximo, hasta alcanzar la cumbre secundaria, a más de 8.000msnm. Descendiendo de esta para seguir hacia la principal, vi a Markus, el alemán que venían a rescatar. Esto me dijo, primero, que ya había pasado la secundaria, cosa que no había comprendido hasta ahí, y segundo, que debía seguir con fuerzas, que faltaba poco.
   
     
Fernando en la cumbre
     
           
             
   

Cómo describir el momento de alcanzar el punto máximo de altura no soy capaz en palabras. Fue una mezcla fuerte de felicidad, alivio, agradecimiento, éxtasis, miedo, alegría, vacío, vértigo y otros sentimientos indescriptibles. Hubo abrazos, lágrimas, fotos, video, mientras las nubes pasaban a muchísimos kilómetros por hora por encima y alrededor nuestro. Éramos varios los que lo lográbamos, entre ellos Carlos Soria, lo que fue una alegría muy grande, ya que hemos compartido y convivido desde nuestro encuentro en Islamabad con este entrañable personaje de la escalada mundial que así contaba, igual que Fernando, con seis cimas de las 14 Grandes.

Pocos minutos y comenzamos el largo descenso. Cansados, felices. En el camino nos cruzamos con el grupo de austriacos, quienes llevaban una bolsa con el cuerpo por la empinada y difícil arista. Esto nos demoró bastante, ya que era demasiado riesgoso adelantarlos en este terreno.

Fueron 12 horas de escalada y 8 bajando a nuestro C3, en donde entramos, exhaustos, en nuestra pequeña carpa de una sola capa. Allí dormimos esa última noche, compartiendo sleepie y cansancio, alegría y agradecimiento con esta hermosa montaña que nos permitió tocar el cielo durante unos inolvidables momentos de gloria.

   
             
 

Al día siguiente amaneció con fortísimo viento, lo que nos indicaba que mejor descendíamos cuanto antes de esta invivible altura. Salimos de nuestro refugio de nylon con cuidado de no dejar que nada fuera arrebatado por el viento, desarmamos nuestra carpa, y descendimos ininterrumpidamente hasta la base de la vía, poco más de dos mil metros abajo, cargando con todos nuestros pertrechos del C3 y del C2. Alcanzamos el Campo Base sin mayores contratiempos.

   
Descenso
     
             
   

Ahora esperamos a que los porteadores lleguen, para comenzar la caminata de regreso a Skardu, y de allí seguiremos el largo camino a casa, a donde llegaremos en no menos de dos semanas de viajes.

Cumplido el sueño, otra vez me invade el vacío. Habrá nuevas aventuras, nuevos retos, otras montañas que, con el tiempo, ocupen el espacio interior que dejó el Broad Peak.

Agradezco infinitamente a Fernando González Rubio por la invitación a compartir esta aventura, a CAFAM por creer en este colombiano que se atrevió a soñar a lo grande, a mi familia por el apoyo recibido, a Gran Pared, el muro más alto de Colombia y Botas Rocas, hechas en Suesca por la confianza y la colaboración a la hora de reunir el dinero, y a todos los amigos que ayudaron a tener fe en este sueño durante los momentos de duda antes de partir.

Hernán Wilke.

   
             
   
¡Visita el álbum para ver más fotos!
   
 
                     
           
 

¡CUMBRE! al Broad Peak
2007-07-20

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Hoy a medio día recibimos la noticia que Hernán Wilke y Fernando González Rubio habían logrado la cumbre del Broad Peak, después de una extenuante jornada de 20 horas con la cual no solo consiguieron la cumbre sino regresar a salvo al campo 3 en donde se comunicaron con nosotros. Felicitaciones para ellos, y esperamos pronto tenerlos de regreso.
¡Espere próximamente su informe de cumbre!

   
             
 
 

Broad Peak 2007 - Segundo Informe
2007-07-16

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Hernán Wilke y Fernado González Rubio en el campamento 3
   
             
   

Llevamos dos semanas en el Campo Base del Broad Peak, en plena cordillera del Karakorum. Hemos terminado nuestro proceso de aclimatación he intentado una vez alcanzar la cumbre.  

Primero, después de haber descansado de la aproximación, subimos de un tirón, al denominado Campo 2, a 6400 msnm, que para nosotros ha sido el Campo 1, ya que no utilizamos el primero. Hasta allí llegamos bastante cargados, con una carpa, estufa, gas, olla, sleepies, colchonetas, alimentos y todo lo necesario para subsisitir un par de días. Después de una larga noche con fuertes dolores de cabeza, amaneció nevando y con fuertes vientos, lo que nos obligó a descender al CB, dejando de lado nuestro plan inicial, que era seguir hacia el Campo 3 (para nosotros Campo 2) a más de 7000 msnm y dejar allí lo necesario para montar nuestro segundo campamento de altura.

De regreso en el CB, descansamos, comimos e hidratamos todo lo posible y esperamos que el pronóstico nos augurara buen clima de nuevo, para seguir trabajando como hormigas en esta enorme montaña. Esto ocurrió el día 10 de julio, cuando emprendimos nuevamente el ascenso, otra vez bien cargados con más alimentos, gas y los trajes de pluma de ganso, necesarios para un intento a cumbre. Llegamos al C2 sin mayores contratiempos, allí dormimos mucho mejor que en nuestra primera subida, y al otro día alcanzamos el denominado C3, por encima de los 7.000msnm y allí montamos nuestra carpa ultraliviana. Debido a que varias expediciones harían su asalto a cima esa noche, decidimos aprovechar la oportunidad (la nieve blanda implica un muy fuerte trabajo de apertura de huella, lo que es mucho más fácil entre varios escaladores fuertes), aún cuando sabíamos que nuestra aclimatización no era la óptima aún. Así, a las 12 de la noche hora de Pakistán, dejamos nuestro sleepie compartido luego de haber fundido un poco de nieve para “desayunar” y calzándonos los crampones. Siguiendo la larga fila de escaladores fuimos avanzando a buen ritmo hasta alcanzar a los primeros, quienes se turnaban en la durísima labor de abrir huella en la nieve que se hundía hasta unos 30 centímetros. En punta iban Iván Vallejo, de Ecuador, Silvio Mondinelli, de Italia, y Ferrán Latorre de España.

   
       
Compartí con ellos por unos momentos la punta de nuestra larga fila, hasta aproximadamente los 7.650 msnm, cuando comencé a notar un indecible cansancio. Allí esperamos un buen rato, eran las 4 de la mañana, ya que no era muy claro el camino a seguir. Noté que me costaba bastante tomar cualquier decisión, como sacar mi cámara de fotos del morral y hacer unas imágenes, y que un cansancio infinito me agobiaba. Sabía que aún faltaba mucho para alcanzar el collado entre las cumbres, y de ahí aún varias horas por encima de los 8.000 msnm para llegar a la antecumbre y luego a la lejana cumbre principal. Para mí primero estará siempre mi integridad física que lograr la cumbre, primero llegar entero y sano a casa que la gloria de alcanzar el punto máximo, así que decidí regresar al C3, posponiendo la escalada para una mejor ocasión. Me daba vueltas en la cabeza saber que, hasta ese momento, los únicos que habían logrado la cima esta temporada, habían sido rescatados en helicóptero desde el CB con congelaciones en las extremidades. No me arrepiento de esta decisión, como sabemos, la montaña estará ahí siempre para nuestros limitados espacios de tiempo humano. Y sé que ahora, con una aclimatación mucho mejor, nuestros chances son mayores.
   
     
Campamento 3
     
           
     
Collado 7.800 msnm
     
             
   

En el C3 esperé ansioso a Fernando, seguro de que alcanzaría la cumbre, aún cuando me había dicho que no se sentía del todo bien y que había vomitado durante el ascenso. Por la ventana de nuestra carpa veía una nube en la cima que me indicaba que los escaladores sufrían el acoso de un fuerte viento de altura. Me sorprendí al despertarme con lo llamados de Fernando, que se había regresado desde el collado y llegaba cansado a nuestro campamento junto con otros escaladores. Me esforcé por atenderlos lo mejor que pude, derritiendo nieve para hacer el vital líquido, mientras me contaban las peripecias de su escalada. Luego nos quedamos tendidos en nuestras carpas, sintiendo en nuestros cuerpos y en nuestras mentes el fuerte desgaste que produce el estar en estas alturas extremas, incapaces de decidir seguir bajando.

Por la tarde, en pequeños grupos o de a uno, fueron llegando los escaladores que alcanzaron la cumbre, los mas fuertes primero, los últimos ya bien entrada la noche, hasta las 3 de la mañana. Algunos no encontraban el campamento en la oscuridad y llamaban a gritos. En total, más de 15 personas lograron la cumbre el día 12, entre ellos nuestro buen amigo Santiago Quinteros, Iván Vallejos, Silvio Mondinelli (que así terminó su gesta de escalar las 14 cimas de mas de 8.000 msnm) y Edurne Pasabán y Ferrán Latorre, ambos de Al Filo de Lo Imposible. Hoy, 16 de julio, aún queda un escalador alemán desaparecido, lo que nos llena de tristeza. Aparentemente, según una filmación hecha desde el CB con un teleobjetivo, cayó en una grieta y nadie se percató a tiempo de lo sucedido. Recién de regreso en el CB sus compañeros de expedición se percataron de su ausencia. La montaña muestra sus garras. 

   
             
 

 El 13 por la mañana, en medio de una fuerte ventisca, abandonamos el C3, dejando allí todo lo necesario para nuestro próximo ascenso. Al llegar al C2 recuperamos fuerza bebiendo un poco de agua y respirando aire mucho más rico en oxígeno. 

De regreso en el CB tuve la sensación de estar en un hotel 5 estrellas, pudiendo sentarme de nuevo en una silla, recibir alimentos, gozar del increíble sabor fresco y dulce de un mango, beber todo lo que quisiera, regalarme una ducha caliente, volver a la privacidad de mi carpa personal con todas mis pertenencias, recibir algún mail… 

   
Descenso con tormenta del C3 al C2
       
   
Ahora, ya descansado y comido, otra vez miro hacia arriba con ansias, esperanza y la seguridad de que podemos lograrlo. He aprendido que es necesaria mucha paciencia en estas escaladas de grandes montañas, ya que mientras escribo nieva copiosamente y aparentemente no mejorará hasta el martes próximo. Así, pasamos nuestros días en inactividad física, leyendo, escribiendo, soñando con casa y compartiendo con nuestros compañeros de expedición, mientras esperamos ansiosos que la montaña nos de una segunda oportunidad de medir nuestras fuerzas y el permiso para alcanzar su punto máximo.
   
             
   
Fernando González Rubio, Silvio Mondinelli, Marta, Santiago Quintero
   
           
 
           
 

Broad Peak 2007 - Primer Informe
2007-07-01

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Después de 15 días de viaje, una semana en aviones, trenes, buses y jeeps, y otra caminando, al fin no encontramos en nuestro Campo Base, a casi 5.000 msnm, al pie del Broad Peak, que se eleva 3000 metros por encima de nosotros.

Los últimos tres días, ya en el Glaciar Baltoro, han sido como un sueño. Las Torres del Trango, Las Catedrales, el Masherbrum, el Gasherbrum 4, y muchas otras montañas imponentes, han sido un impresionante abrebocas para lo que nos esperaría al llegar a Concordia: el mítico K2 y nuestro objetivo: el Broad Peak.

   
   
Son montañas de las que he leído tanto, con las que he soñado estos últimos 15 años…y ahora las tengo aquí mismo, afuera de mi carpa desde la que escribo estas líneas. Ha sido muy emocionante, y aún falta lo mejor…
 
     
Las Torres del Trango
     
 
 
 
Porteadores
 
     
 

Hasta aquí hemos traído 150 kilos de material, equipo de montaña y comida, lo que hubiera sido imposible sin la invaluable ayuda de nuestros porteadores, locales de increíble resistencia, quienes durante la semana de aproximación sobreviven con poco más que unos chapatis (pan cocido al rescoldo), té verde, unas sopas y unas mantas y plásticos para cubrirse en las frías noches.

   
   
   
   

Durante estos días en la montaña he percibido el gran afecto, admiración y respeto con que cuenta mi compañero de cordada en esta escalada, Fernando González Rubio. Porteadores, cocineros, guías, escaladores de distintos puntos del planeta, todos lo saludan con gran alegría: “Fernando, my friend!!”. Es consultado siempre a la hora de tomar desiciones, y cada vez que surge un problema. No en vano ha venido tantas veces a estas grandes montañas, dejando siempre bien alto el montañismo colombiano. Es para mi un gran orgullo ser su compañero en esta escalada, y su confianza y seguridad me inspiran mucha seguridad.

   
   
 
   
Agradezco haber sido por él invitado a esta expedición y a CAFAM por haber creído en este colombiano que se atrevió a soñar bien por lo alto, haciendo posible que siga luchando por cumplir el difícil objetivo de lograr las cimas más altas del planeta.
 
   

En nuestro campo base nos hemos encontrado con Santiago Quintero, amigo del Ecuador quien está en proceso de cumplir también su gran sueño: escalar el K2, luego de haber sufrido la amputación de todos los dedos de sus pies.

He conocido a Carlos Pauner, español que intenta por tercera vez alcanzar la cumbre del Broad Peak, a Silvio Mondinelli, italiano que con esta cumbre termina con su reto de lograr los 14 Ochomiles, a Carlos Soria Fontán, quien con 68 años es el miembro de mayor edad de nuestro grupo y quien hasta hace poco ostentaba el record de ser el escalador de más edad en llegar a la cumbre del Everest y hace pocos años escaló el difícil y peligroso K2… El siempre me recuerda mi querida Colombia, ya que hace poco visitó Bogotá, y estuvo en el Cocuy, quedando enamorado de aquellas bellas montañas. Su buen humor e inacabable energía es siempre fuente de inspiración para todos los que tenemos la suerte de compartir con él estos días de montaña. Tambíen están en este Campo Base Edurne Pasabán y Ferrán Latorre, miembros de Al Filo de Lo Imposible, el prestigioso programa español que registra para la Televisión Española aventuras en todos los confines del mundo, Iván Vallejo, ecuatoriano que ya ha escalado 13 de las montañas mas altas….

   
             
   
   
   
Campo base
   
             
   
Llevamos ya dos días de descanso en el Campo Base, mañana 2 de julio comenzaremos la escalada. Ya otras expediciones han montado sus campamentos de altura, lo que hará un poco difícil encontrar sitio para nuestras tiendas en esta empinada montaña. Hay algunas cuerdas fijas, pero según la información con que contamos son de muy mala calidad (“de colgar la ropa”) y muchos anclajes dejan mucho que desear. Intentarmos en nuestra primera incursión alcanzar el Campo 2, y lograr una adecuada aclimatización durmiendo lo más alto posible, para estar luego listos a intentar alcanzar la cumbre.
   
             
       
Quiero cerrar este informe agradeciendo a todos los que ayudaron a que este sueño de escalar un Ochomil se tornara realidad, a quienes me transmitieron fe para no flaquear a la hora de organizar esta aventura, a los amigos que envían sus buenos deseos desde muchos rincones del planeta, a mi familia allá en casa, y a Gran Pared, el muro más grande de Colombia y a Botas Rocas, hechas en Suesca, por el apoyo recibido a la hora de juntar el dinero necesario para viajar tan lejos. Estamos bien de salud, muy motivados, contentos de estar aquí y listos para comenzar a escalar.
   
           
     
             
             
             
       
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